Sin embargo, en enero de 1928, el titular del arzobispado, Bernardo Herrera Restrepo, falleció a una prolongada edad, y su sucesor, el arzobispo Ismael Perdomo Borrero, dejó en los párrocos la decisión de orientar a los feligreses sobre qué candidato elegir.
Se inició la búsqueda de un candidato que permitiera no solo la unidad del liberalismo, sino algún respaldo de los conservadores y que no aparentara un peligro inminente al régimen, para mantener las dos candidaturas.
Ese factor se menciona en El amor en los tiempos del cólera (una novela de Gabriel García Márquez, 1985).
En estas elecciones participaron un total de 828.447 ciudadanos, lo cual muestra un aumento considerable con respecto a comicios anteriores.
[2] La jornada electoral transcurrió en un ambiente pacífico, no obstante la tensión por el resultado entre los votantes liberales y unas autoridades locales, jueces y empleados oficiales en su totalidad adeptos al conservatismo.