El conservadurismo pasó a un tercer lugar y se encolumnó detrás del radicalismo disidente.
En tercer lugar quedó el candidato socialista, Mario Bravo, con apenas un 4,94% y ningún elector.
[6] Desde principios del mandato de Alvear, el radicalismo se encontraba dividido en diversos sectores disidentes.
El otro sector, que estaba constituido por una serie de "partido radicales" contrapuestos a nivel provincial, se hacía llamar "antipersonalista".
La UCR liderada por Yrigoyen debió enfrentar escisiones que le costaron su mayoría en la Cámara de Diputados en 1924.
[7] Sin embargo, el yrigoyenismo volvió a fortalecerse durante la segunda mitad del mandato de Alvear.
[6] El frente logró aglutinar, por primera vez, a todas las listas conservadoras de las provincias.
Matienzo era una figura controvertida que había ejercido cargos públicos en los gobiernos conservadores y radicales.
[4] Simultáneamente, y para contrastar con la imagen envejecida del candidato, la UCR recurrió en su campaña a elementos modernizadores que constituyeron novedades inéditas para la época.
Para empezar, Yrigoyen no solo era apoyado por su partido político, sino también por figuras del mundo cultural, como el Comité Yrigoyenista de Intelectuales Jóvenes, presidido por un joven Jorge Luis Borges, con Leopoldo Marechal como vicepresidente.
La película, de casi cuarenta minutos, estuvo a cargo del cineasta italiano Federico Valle y retrataba una gran cantidad de logros alcanzados durante el primer mandato de Yrigoyen, (tales como el respeto a la clase obrera, reformas educativas y sanitarias, y el crecimiento económico) mientras unos subtítulos explicaban por qué los electores debían votar nuevamente al exmandatario.
[14] Se trató de la primera ocasión en la que un candidato político argentino recurría a la cinematografía para hacer campaña.
En un artículo publicado el 18 de marzo de 1928, el diario retrató duramente al radicalismo como un populismo desenfrenado, al tiempo que criticaba que la UCR había proclamado mucho más tarde a sus candidatos para afectar negativamente la campaña impulsada por sus oponentes.
Mientras que en las anteriores elecciones la abstención había sido altísima, llegando a concurrir menos de la mitad del electorado en las elecciones legislativas de 1924 y 1926, en esta ocasión la concurrencia fue del 80,86%, la más alta hasta el momento.
Yrigoyen triunfó en casi todo el país, menos en la provincia de San Juan que no había disputado, y donde por obvias razones y ante la debilidad de las demás fuerzas, se impuso Melo, apoyado por el bloquismo gobernante.
En la misma provincia, Matienzo logró un estrecho segundo lugar y se quedó con los 3 electores por la minoría.
El día 12 de agosto, la Asamblea Legislativa proclamó los resultados: 245 electores para Yrigoyen, 71 para Melo, 3 para Matienzo y 57 no votaron.