Dado este quiebre institucional, que implicó la disolución del Congreso, los diputados electos no pudieron completar su mandato.
La provincia sería finalmente intervenida por el gobierno de Ortiz durante el escrutinio, permitiendo la rápida limpieza del proceso cuando los comicios ya se habían realizado.
[4] En ese momento existían catorce provincias, lo que junto a la Capital Federal daba un total de quince distritos electorales.
El sistema electoral empleado era el de mayoría y minoría o lista incompleta, bajo el cual los dos partidos más votados obtenían toda la representación.
[4] También el sistema adoptó el Panachage el cual dio a los electores la posibilidad de tachar o adicionar candidatos en las listas.
[5] En algunas provincias, con tan solo dos diputados de representación, el escrutinio era en la práctica mayoritario, con las dos bancas correspondiendo al partido más votado.
Estos distritos, así como los que contaban con solo tres escaños (dos por mayoría y uno por minoría) no renovaban de manera escalonada.