El trompo

Cursó sus estudios superiores en la Universidad Mayor de San Marcos (Derecho y Letras), aunque no llegó a graduarse.Sus columnas periodísticas se hicieron famosas, destacando por su lenguaje criollo, llenó de picardía y colorido.Al igual que los gallos que su padre entrenaba para las peleas de coliseo, Chupitos acicala su juguete hasta convertirlo en un arma formidable: le quita la perilla de su cabeza y le cambia su punta roma por un clavo afilado.Dispuesto a recuperar su antiguo trompo, Chupitos va al encuentro de sus amigos.Todos se dirigen al camino que conduce a la Pampa de Amancaes y empiezan el juego.El último es Chupitos, quien al ver a su antiguo juguete tan maltrecho, considera que ya no podría ser suyo pues «los trompos con quiñes, como las mujeres, ni de vainas y arroja con toda fuerza su trompo, acabándolo por partir al antiguo.El callejón donde vive la familia de Chupitos se llama Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.Su primer acierto está en mostrar, aparentemente, dos historias independientes: la historia del niño Chupitos, que pierde su trompo predilecto y luego venga la afrenta, aunque a costa de destrozar su antiguo trompo; y la historia del padre de Chupitos, que es engañado por su esposa y luego se cobra venganza.Ambos conflictos, el del hijo y el del padre, se solucionan radicalmente, aunque no de manera abrupta sino premeditada: prefieren perder definitivamente trompo y mujer, respectivamente, que cargar con una vergüenza que mellase su orgullo varonil.Cuando Chupitos se aleja del juego dejando los 2 trompos que son suyos, implica también su abandono de la vida infantil.En cuanto al lenguaje, la narración esta matizada con giros del habla criolla de Lima (replana), que le dan un sabor y un ritmo particulares.
José Diez Canseco, autor del cuento.