En la pensión de Moscú en la que residía Berkman las comidas se servían en un comedor comunitario.
Los prisioneros han comenzado una huelga de hambre para protestar por las condiciones en que se encuentran detenidos.
El malestar se extiende a la ciudad portuaria de Kronstadt, donde está atracada la Flota del Báltico.
Nikolái Bujarin denuncia el movimiento anarquista en Rusia como bandidos criminales que libran una guerra contra la República Soviética.
Al mismo tiempo, Goldman empezó a escribir un libro sobre sus experiencias en Rusia, utilizando como fuentes material recogido por Berkman y con su ayuda editorial.
Por otra parte, el fuerte de EG es la tribuna y no la pluma, como ella misma sabe muy bien.
Por lo tanto mis días y semanas están actualmente completamente ocupados como editor.
No es sólo que no tenga tiempo para mi propia obra, sino que mi diario y mi libro, si alguna vez llego a completarlos, necesariamente han de referirse a las mismas cosas, los mismos datos y documentos, incluso con exactamente las mismas expresiones, como en el libro de Emma Goldman, en el que las traducciones son todas mías.
[8] Según Nicolas Walter, El mito bolchevique fue perjudicado por haberse publicado después del libro de Goldman, pero no obstante recibió críticas positivas.
El anarquista estadounidense Harry Kelly escribió una larga reseña en la que describía El mito bolchevique como "una gran obra literaria".
El filósofo británico Bertrand Russell le escribió a Berkman que había leído El mito bolchevique "con el mayor interés" y agregó que "mi juicio sobre los bolcheviques es sustancialmente igual al suyo; yo pasé por el mismo desencanto, después de haber llegado con la mismas esperanzas".