En la tradición cristiana, el amor al dinero es condenado como un pecado basado principalmente en textos como Eclesiastés 5:10 y 1 Timoteo 6:10.
La condena cristiana se refiere a la avaricia y la codicia más que al dinero en sí mismo.
El original griego Koine dice, ῥίζα γὰρ πάντων τῶν ἐστιν ἐστιν ἡ φιλαργυρία (Rhiza gar pantōn tōn kakōn estin hē philargyria) - "la raíz de todo tipo de mal es el amor al dinero".
La palabra griega αργυρία(argyria) puede, al igual que sus cognados en muchos idiomas europeos, traducirse como plata o dinero.
Hay dos razones para ello: primero, es difícil saber si el sustantivo "raíz" tiene la intención de ser indefinido, definitivo o cualitativo.