Manifiesto cíborg

Explica que estos dualismos están en competencia uno con otros, creando relaciones paradójicas de dominación.

El género, después de todo, podría no ser la identidad global, incluso si tiene anchura y calado histórico."

A pesar de esto, Haraway también reconoce que los nuevos académicos feministas "reciben y usan el cíborg del manifiesto para hacer lo que quieran para sus propios propósitos"[6]​ ejemplo de esto son Patchwork girl, Cyborg Goddesses, Mind over Matter.

El nuevo feminismo, según Haraway, debería dirigirse a las mujeres que ocupan las posiciones laborales privilegiadas, principalmente en la tecnología y en la producción científica.

[7]​ El ciberfeminismo toma como referente el Manifiesto cíborg, pero logra articularse y concretarse gracias al trabajo de VNS Matrix y su publicación El manifiesto ciberfeminista del siglo XXI,[8]​ al acuñar al Manifiesto dentro de su discurso y usarlo como estandarte para proclamar la teoría del cíborg como una propuesta neo-feminista.

Haraway pide la construcción de un ciberfeminismo socialista que luche contra todo ello.

[7]​ Sin embargo, el trabajo de VNS Matrix enfoca y desvía la atención a lo extravagante del discurso, enfocándose netamente en lo cíborg, ocasionando que respecto al movimiento, frases como “prefiero ser un cíborg a ser una diosa” y “el clítoris es una línea recta hacia la matriz” se transformen en lo más rescatable por parte del movimiento transformándolo en una tesis que usa la expresión artística como un medio para un fin.

[9]​[10]​ Sin embargo, es a producto de esta transformación, que surge el llamado cybergrrl-ism, movimiento acuñado bajo la expresión artística ácida y provocadora, lo componen las llamadas Webgrrrl, Riotgrrl, Guerrila Girl, Bad Grrl, Plantegrrl, Geekgrrl, etc., las cuales transmiten la idea de que las normas impuestas ya dejan de estar vigentes, que las chicas están en guerra, que son las chicas disturbios, que son malas y están enojadas, lo cual se ve a través del "riot" (revuelta) y sufijo onomatopéyico "grrl" de cólera, las cuales usan la sátira y la ironía como enfoque en su discurso.

"[11]​ Las feministas tradicionales han criticado Manifiesto cíborg como antifeminista, porque niega cualquier punto en común de la experiencia femenina.

[16]​ La rápida adopción del artículo en los círculos académicos también incrementó la cantidad de conversación crítica en torno a la obra, y en 1990, Haraway sintió que el ensayo había "adquirido una vida media sorpresa ", lo que hacía "imposible reescribirlo” y requirió revisar el tema en sus publicaciones posteriores.

Wajcman concluye su capítulo "Send in the Cyborgs" con una nota crítica, afirmando que, "Ciertamente, Haraway es mucho más fuerte,  proporcionando imágenes evocadoras de una nueva subjetividad feminista que proporcionando una guia práctica para políticas emancipatorias".

[20]​ Las críticas[12]​ de Haraway también se han centrado en la accesibilidad de los temas que aborda en sus escritos y, según las lecturas feministas de la tercera ola, su trabajo "presupone un lector que está familiarizado con la cultura norteamericana" y postula que "los lectores, sin el capital cultural apropiado, probablemente lo encuentren exasperantemente oscuro e impenetrable".

Ella reafirma lo anterior debido a la complicada situación de la tecnología y los medios, "el cyborg ya no es la persona individual, el cyborg individual, ya no es la unidad de análisis apropiada, si es que alguna vez lo fue".

[27]​ Sin embargo, es este cíborg el que presenta un límite a la teoría posthumana de Haraway.

Posicionando el feto como independiente, y consecuentemente oposicional, a la madre embarazada, estas tecnologías reproductivas, “reinscriben significados estables al dualismo humano/máquina que supuestamente interrumpen".

Donna Haraway, 2006
Donna Haraway, 2006