El Héroe

El juego con las acepciones etimológicas de las palabras será habitual en Baltasar Gracián, y así, héroe, remite a la cualidad máxima del varón clásico, esto es, la «virtus» latina o la «αρετη» griega, que se daban en ciudadanos relevantes de la sociedad.

En él se da ya la frase sentenciosa y concisa que caracteriza la escritura graciana.

Se conserva también un manuscrito autógrafo en la Biblioteca Nacional de Madrid, que precede a la primera edición.

El cambio de la dedicatoria determina un nuevo propósito para Baltasar Gracián, pues lo que iba ser un texto perteneciente al género llamado “Espejos de príncipes”, por estar dedicado al soberano, acabó teniendo un destinatario más general.

Los veinte capítulos en los que se divide la obra reciben el título de primores.

Las cualidades de este hombre relevante son las más altas, primeras entre todos sus semejantes.

Como quiera que fuere, la crítica coincide en la deuda de Gracián con el texto plineano.

Primera edición de El héroe , Huesca, Juan Francisco de Larumbe, 1637.
Manuscrito autógrafo de El Héroe correspondiente al primor 5, «Gusto relevante», que en su edición impresa, reza:
[...] hijos de la capacidad, heredados por igual en la excelencia. Ingenio sublime nunca crió gusto ratero.

Hay perfecciones soles y hay perfecciones luces. Galantea el águila al sol, piérdese en él el helado gusanillo por la luz de un candil, y tómasele la altura a un caudal por la elevación del gusto.

Es algo tenerlo bueno, es mucho tenerlo relevante. Péganse los gustos con la comunicación, y es suerte topar con quien le tiene superlativo.

Tienen muchos por felicidad, de prestado será, gozar de lo que apetecen, condenando a infelices los demás, pero desquítanse estos por los mismos filos, con que es de ver la mitad del mundo [...]
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El Héroe (Madrid, 1639). [ 1 ]