Como explicaba en una entrevista en 2010, «estudié arquitectura pero jamás pude construir nada.
La única obra en la que me metí parecía más una película de El Gordo y el Flaco que una obra de arquitectura seria.
[1] Sus primeras caricaturas las hizo mucho antes: cuando tenía 17 años ya aparecían en una revista trotskista que se llamaba Bandera Socialista.
En este diario, donde dio vida al suplemento dominical El Másomenos, sus historietas aparecieron regularmente de 1981 a 1984, año en que se pasó a la La Jornada (hasta 2002), donde publicó Las aventuras del sargento Mike Goodness (1985-1987).
Allí trabaja con la tropa de moneros Hernández, Patricio, Rius, Helguera y Rapé.
El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) publicó en 2000 su libro La historia de un país en caricatura.
Ha escrito diversos ensayos sobre historia del arte y la caricatura para catálogos y libros colectivos (por ejemplo, Un país que no conoce su rostro está condenado a la caricatura, 1995) y colabora desde su fundación con la Agencia Nacional de Noticias, donde aparece su suplemento dominical con trabajos de cartonistas mexicanos.
Durante toda su carrera, Rafael Barajas ha sido afín a corrientes y movimientos de izquierda.
Cuando digo que se toman ciertas medidas no sólo me refiero a las del gobierno.