Gaspar de Guzmán, conde-duque de Olivares, a caballo
Del retrato, según la información proporcionada por Antonio Palomino, hizo un panegírico García de Salcedo Coronel.[3] Otra réplica, de dimensiones igualmente reducidas, se mencionaba en 1652 en el testamento del pintor Diego Rodríguez.[6] Las pésimas condiciones materiales en que se realizó ese traslado hicieron que el cuadro llegase gravemente dañado, mojado, con el barniz disuelto y precipitado, formando rayas en la superficie, y con la tela del forro separada, lo que obligó a enviar a Valencia al restaurador del Museo del Prado, Manuel Arpe y al forrador Tomás Pérez, que se encargaron de su restauración.El paisaje es muy esquemático, pues Velázquez no definió edificios ni personajes.Acaso ello se debe a que el pintor no conocía la localidad de Fuenterrabía, donde aconteció la batalla descrita, aunque otras fuentes creen que no aludía a ninguna batalla concreta.