Gran Bretaña estaba en guerra con Francia desde hacía una década y se encontraba a punto de perder las Guerras Napoelónicas, cuando Barbauld publicó su sorprendente sátira al estilo Juvenal.
Relacionó esta decadencia directamente con la participación de Gran Bretaña en las Guerras Napoleónicas.
Este pesimista punto de vista fue, como se había predicho, muy mal recibido: las críticas, tanto las presentes en revistas liberales como conservadoras, pasaron de ser cautelosas a muy negativas y, finalmente, a escandalosamente abusivas.
Incluso cuando Gran Bretaña estaba a punto de ganar la guerra, Barbauld no pudo regocijarse.
Le escribió a un amigo: "No se si ponerme feliz por esta victoria, espléndida como es, sobre Bonaparte, cuando considero el horrible desperdicio de vidas, la masa de miseria, que traen consigo semejantes combates".