[1] En esa región se le atribuyeron al menos una decena de homicidios.
En la región logró reclutar una cuadrilla en la que se enrolaron varios de sus hermanos y primos, como también conservadores víctimas de Carlos Bernal, como Humberto "el Ganso" Ariza" que se convertiría en su principal lugarteniente.
Los bandoleros que creían que el automotor transportaba liberales, abrieron fuego de manera indiscriminada contra el carro y dieron muerte a 24 de sus pasajeros.
En ese momento el bandolero, al sentirse descubierto, derribó la puerta y disparo una ráfaga sobre el detective, José Quirama.
Un cañón antiaéreo fue también movilizado para acabar con el criminal, pero este saltando hábilmente por las brechas y disparando desde todas las troneras abiertas, evitó que se identificara su posición.
[10] Sobre las 18:00, la familia Pinilla, que daba refugio en su casa a González, se entregó aprovechando una breve interrupción en los combates.
Una breve pausa permitió al Ejército Nacional enviar a Víctor Pinilla con un mensaje que pedía la rendición del temible bandolero, pero este respondió que solo se entregaría si se presentaba en el lugar María Eugenia Rojas, la hija del General Gustavo Rojas Pinilla.
Éste aprovechó el caos para escapar de la edificación armado con un revólver 38 largo, llevando su Madsen danesa ya descargada.
Avanzó hacia un lote baldío, para desde allí alcanzar la muchedumbre que observaba el operativo y fundirse entre la multitud.
González empezó a disparar con su revólver sobre los soldados, y en seguida trato de abalanzarse sobre uno de los policías militares, José Bejarano, ya sea para desarmarlo o tomarlo como rehén.
Este lo rechazo con un culetazo y luego abrió fuego impactándole tres veces; uno de los tiros, mortal, le dio en la quijada.
Su cadáver fue trasladado a Yopal (Casanare) una región predominantemente liberal, donde fue enterrado en secreto.