Esta vesícula ingerida se llama eferosoma (en analogía con el término fagosoma).
Esto evita la exposición del tejido a enzimas tóxicas, oxidantes y otros componentes intracelulares tales como proteasas y caspasas.
[3] La eferocitosis desencadena vías de transducción de señales intracelulares descendentes específicas, por ejemplo, que resultan en efectos antiinflamatorios, antiproteasas y que promueven el crecimiento.
Por el contrario, la eferocitosis alterada se ha relacionado con enfermedades autoinmunes y daño tisular.
[4] La eferocitosis defectuosa se ha demostrado en enfermedades como fibrosis quística y bronquiectasia, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, asma y fibrosis pulmonar idiopática, artritis reumatoide, lupus eritematoso sistémico, glomerulonefritis y aterosclerosis.