La existencia de estas proteínas fue predicha en 1972 por Mark Bretscher, quien también les dio nombre, ya que sin ellas es imposible explicar la asimetría de la bicapa lipídica.
También son claves para la apoptosis, pero aún se desconoce cómo actúan.
Aunque los fosfolípidos difunden rápidamente en el plano de la membrana, sus grupos de cabeza polares no pueden pasar fácilmente a través del centro hidrofóbico de la bicapa, lo que limita su difusión en este sentido.
Las moléculas de fosfolípido que se sintetizan en la célula se incorporan en la cara citoplásmica de la membrana, donde luego las flipasas pueden transferirlos a la capa externa.
Se requiere de energía en forma de ATP para llevar a cabo este traslado, a menudo conocido como flip-flop.