Las personas tienden a presuponer que sus propias opiniones, creencias, predilecciones, valores y hábitos están entre las más elegidas, apoyadas ampliamente por la mayoría.
En la obra de Freud se ven unificados por tanto diversos conceptos claves tales como la identificación, el narcisismo o la propia proyección ya mencionada, entre otros.
Así por ejemplo, Carl Gustav Jung plantea el hecho de que diferentes individuos quedarían enmarcados en una actitud concreta: introversión o extraversión, y en una configuración de funciones diferenciada: pensamiento, sentimiento, sensación o intuición.
Al hablar del tipo intelectual extravertido dice lo siguiente: El experimento de falso consenso más citado en la literatura se realizó con estudiantes universitarios a los que se les preguntó si estarían dispuestos a hacer de hombre-anuncio por el campus, llevando un letrero delante y otro detrás con la palabra «arrepentíos».
Esto se ha probado considerando las estimaciones del porcentaje de fumadores que hace una determinada persona está positivamente correlacionado con el número de fumadores que conoce esa persona.
Resultados similares se han informado con respecto al consumo de tabaco.
[12] La mayor parte de la investigación reciente sobre el efecto de falso consenso se ha esforzado por entender por qué la gente exagera sin darse cuenta del grado en que los demás comparten sus ideas.
Esta idea es coherente con observaciones de que las personas están especialmente inclinadas a percibir apoyo social para sus creencias, cuando tienen una inversión emocional en ellas,[14][15][16] y cuando su autoestima ha sido amenazada por una experiencia fallida anterior.
[18][19][20] Otra posible causa del efecto del falso consenso es que los individuos no reciben la misma cantidad de información a favor y en contra de una determinada creencia.
La lógica es la siguiente: si alguien cree que ciertos factores externos gobiernan su propia conducta, probablemente pensará que en las mismas circunstancias, otras personas también se verían afectados por esos mismos factores externos; sin embargo, cuando alguien atribuye una conducta o una de sus creencias particulares o a disposiciones o experiencias pasadas, tendrá menos tendencia a pensar que otras personas actuarían de la misma manera en el mismo caso.
En un experimento varios individuos inducidos a explicar sus preferencias en causas personales mostraron estar menos afectados por el efecto de falso consenso que quienes fueron inducidos a explicarlas por factores externos.
[24] Este experimento muestra que el peso de los factores externos puede ser manipulado y varía notablemente según la situación, pero a su vez confirma que si considera los factores externos como una buena explicación, el efecto del falso consenso aparece en mayor medida.
Es decir, el modo preciso en cómo se definen o delimitan dos categorías, no solo influirá en la preferencia, sino que también alterará la estimación sobre hasta qué punto los demás comparten dicha preferencia.
En esta interpretación del efecto del falso consenso intervienen dos suposiciones básicas: El proceso de razonar basado en conjeturas es tan natural y automático que, frecuentemente, los individuos pasan por alto este hecho.