Este fenómeno fue descrito por primera vez por la sufragista y abolicionista Matilda Joslyn Gage en su ensayo «La mujer como inventora».
[1] Matilda Joslyn Gage fue la primera mujer dedicada al ámbito científico que denunció este aspecto negativo en la sociedad.
Los casos de los siglos XIX y XX que ilustran el efecto Matilda incluyen los de Nettie Stevens,[3] Marie Curie, Lise Meitner, Marietta Blau, Rosalind Franklin y Jocelyn Bell Burnell.
El ahora llamado "efecto Matilda" es un suceso que se ha repetido innumerables veces a lo largo de la historia y se caracteriza como expresión del sexismo en la historia de las ciencias.
El efecto Matilda está relacionado con el efecto Mateo por el cual un científico eminente a menudo obtiene más crédito que un investigador comparativamente desconocido, incluso si su trabajo es compartido o similar.
Por ejemplo, un análisis de los premios Nobel reveló una brecha significativa, donde las mujeres han sido infrarrepresentadas y se les ha pasado por alto en numerosas ocasiones.
En el propio 11F, Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, la campaña volvió a ser viral.
La citada asociación española llamada AMIT, ha creado este movimiento para reivindicar la falta de mujeres en los campos científico-técnicos en la actualidad.