Oriundo de Buenos Aires, estudia aquí con el veneciano Giuseppe Agujari (1840-85) y viaja a Europa, con un subsidio oficial, en 1884.
Más tarde, en 1883, difunde, en El Diario de Manuel Láinez, sus "Apuntes del arte en Buenos Aires", esbozo histórico que ampliará en 1896, pero aún más en 1910, con "La evolución del gusto artístico en Buenos Aires" (La Nación, número extraordinario del 25 de mayo, páginas 187-203), y, en 1933, en su obra monumental La pintura y la escultura en la Argentina, tomo I.
Cuando retorna a Buenos Aires, ya están de vuelta de su canónica romería a Florencia, Venecia, Roma, Turín - y en muy contados casos París- los pintores Ángel della Valle -que ha encabezado la lista de peregrinos contemporáneos, en 1867-, Reinaldo Giudici, Augusto Ballerini, Eduardo Sívori, Graciano Mendilaharzu y Emilio Caraffa -el único que llega desde Madrid-, y los escultores Lucio Correa Morales, Francisco Cafferata y Américo Bonetti.
Es ese gobierno el que repara a Schiaffino al incorporarlo al Servicio Exterior: desde 1911 hasta 1934, cuando se retira, es cónsul en Dresde, Liorna, Corumbá, Sevilla, Madrid, Turín, Pau y Atenas.
1783-1894 (1933), en el que ignora, como en su ensayo de 1910, a Cándido López, una omisión imperdonable.
Una década más tarde, en 1944, se daba su nombre a una calle cercana al Museo.
Pero el humor llega también a la sátira: "Definiciones criollas" es, en tal sentido, insuperable.