A su regreso de Helsinki, los remeros fueron recibidos en la Casa Rosada por el presidente Perón y su esposa Eva Duarte.
[1] Ambos eran singlistas, habiendo Cappozzo llegado a las semifinales en los Juegos Olímpicos de Londres 1948.
Habían comenzado a correr juntos solo seis carreras antes.
Además sufrieron el percance debido a la ruptura del bote, pero el mismo fue finalmente reparado por la delegación soviética, a la que luego los argentinos vencieron en la final.
Recién al volver la Democracia en Argentina, bajo el gobierno de Arturo Illia, se levantó su proscripción.