Cominetti tuvo un pequeño papel en el filme Federación o muerte de Lipizzi, aprendió fotografía cinematográfica y se interesó en la realización; allí colaboraba también quien sería luego un importante director de cine, José Agustín Ferreyra.
Tanto ese filme como el posterior La borrachera del tango (1928) destacaron por su factura y popularidad.
Esta última película se basó en una exitosa obra de Elías Alippi y Carlos Schaefer Gallo adaptada por sus propios autores e interpretada por Nedda Francy en su debut fílmico y Antonio Ber Ciani, entre otros.
En ellas alternaban números populares (interpretación folclórica, malambo, tango) con una trama sencilla.
Luego dirigió El adiós del unitario (1929), un cortometraje protagonizado por Nedda Francy y Miguel Faust Rocha que contiene la primera escena hablada del cine argentino.