Miguel Faust Rocha

Cuando alrededor de 1910 el cura párroco de la localidad fundó la Juventud Católica, Faust Rocha se unió a uno muchachos mayores que formaron un grupo filodramático para recaudar fondos destinados a obras de caridad y llega a ser su actor principal.

Integró y dirigió hacia 1916 la comparsa Los Culinarios en la que toma trozos de ópera y les adosa letras carnavalescas; obtienen premios durante cinco años hasta que los declaran fuera de concurso y deciden formar un cuadro filodramático con la que hacen representaciones con fines benéficos, recordándose especialmente un monólogo cómico por el que fue aplaudido en el Teatr Universal –después Teatro General San Martín- de Alsina 1455 en Banfield.

[1]​ Su primera actuación en los escenarios porteños fue en 1918 en la Compañía Argentina de Dramas y Comedias que encabezaban Camila Quiroga y Salvador Rosich; su papel fue el de un mucamo que vestido con el frac que le prestó Rosich –Faust Rocha no recibía apoyo económico de su familia, disconforme con su actividad artística- entraba en escena y, sin decir palabra, entregaba la carta que llevaba en una bandeja.

Seguía aficionado al canto e incluso llegó a grabar en 1931 dos canciones criollas de Agustín Lara.

Ya preocupado por su salud, reclama por las condiciones de trabajo, se queda un solo año más y en 1929 forma una nueva compañía que la encabeza junto a Augusto Zama.

Faust Rocha había debutado en 1925 en el cine con la película sin sonido Manuelita Rosas , dirigida por Ricardo Villarán, en la que actuaron también intérpretes de la talla de Blanca Podestá, Nelo Cosimi, Amelia Sinisterra, Alberto Ballerini, Ricardo Passano y Blanca Vidal[2]​ a la que siguió el cortometraje con sonido La despedida del unitario.

A fines de 1930 viajó a los Estados Unidos, donde filmó en 1931 dos películas habladas en español, Resurrección dirigida por Edwin Carewe y Don Juan diplomático, de George Melford, filme este último donde trabajaban Celia Montalván y Lía Tora.

El público no acompaña a los artistas y Faust Rocha gastó los ahorros traídos de Estados Unidos.

Ese año ingresa como una de las primeras figuras en una compañía creada por Enrique T. Susini –que en ese momento regenteaba el Teatro Odeón- y dirigida por Antonio Cunill Cabanellas.

Miguel Faust Rocha y Luisa Vehil en "El Sargento Palma" (1942), Teatro Cervantes, Buenos Aires