No fue la primera sucursal de la ciudad, existiendo otra anteriormente en la Plaza del Banco.
Destaca por su estilo neobarroco, caracterizado por una estructura monumental y el uso de materiales de alta calidad, como piedra y hormigón armado.
Su diseño incorpora elementos decorativos, como la portada monumental con baquetón, columnas salomónicas y un arco mixtilíneo.
[4][1] Su planta baja estaba dedicada a la atención al público y oficinas, mientras que en la primera planta se encontraban las viviendas del director e interventor del banco, y la segunda planta alberga el archivo.
Además, contaba con un sótano destinado al almacenamiento de carbón para las calderas.