[1] La obra final la llevó a cabo el español Luis Esteve Fernández-Caballero, que la terminó en 1910.
Esto le permitió hacer un edificio sin columnas o pilares en su interior, por lo que se permitió tabicar libremente, y disponer de habitaciones y locales amplios, así como abrir grandes vanos en el exterior.
El nuevo material aportaba además una mayor resistencia al fuego, lo que era otro atractivo más para la compañía propietaria que tenían como una de las bases de su negocio los seguros contra incendio.
Sobre la austera planta baja, las plantas superiores, en estilo neobarroco francés, están adornadas con columnas corintias y entablamentos que sirven de pedestal a estatuas alegóricas del Comercio, la Agricultura, la Industria y la Minería de los escultores Mariano Benlliure, Paul Landowski y Lambert Escaler.La torre circular está coronada por una cúpula de pizarra con incrustaciones doradas, que por su semejanza con el casco de los bomberos se denomina "estilo Pompier" (bombero en francés).
Los antiguos propietarios decidieron llevarse la estatua (por entonces elemento familiar del paisaje madrileño) a su edificio en el paseo de la Castellana.