[7]Además, busca evidenciar las desigualdades existentes en el acceso a los recursos, las oportunidades laborales y la distribución de la riqueza.
Sin embargo, a pesar de estos avances teóricos, el trabajo de las mujeres y su participación en la economía eran en gran medida ignorados, ya sea por su invisibilidad en la historia o por el enfoque predominante en la economía masculina y en las actividades productivas reconocidas formalmente.
Fue en las décadas de 1960 y 1970 cuando el movimiento feminista comenzó a cuestionar las estructuras patriarcales que dominaban no solo la sociedad, sino también la economía.
Investigadoras como Marilyn Waring y Julie Nelson desafiarían las nociones establecidas de la economía, señalando que el trabajo no remunerado, como el trabajo doméstico y el cuidado, desempeñaba un papel crucial en la economía global, a pesar de ser ignorado en los modelos tradicionales.
A medida que se introdujeron conceptos como la economía del hogar y el trabajo de cuidado, comenzó a surgir una comprensión más completa del papel de las mujeres en la economía.
[17] Además, durante este período, diversos estudios de caso realizados en diferentes países ayudaron a visibilizar las disparidades entre hombres y mujeres, mostrando cómo las políticas económicas afectaban de manera diferente a cada género.
Entre las figuras más destacadas se encuentran: Estudia la participación de la mujer en la ciencia económica.