Una de las formas más particulares y representativas de la ecología industrial es la Simbiosis industrial, con su ejemplo más representativo en Kalundbourg, Dinamarca; así como en Altamira, México entre otros.
Entiende al sistema industrial como un ecosistema, en el que se intercambian flujos de materia, energía e información con el mismo y con su entorno.
Su objetivo es estudiar estos flujos y reestructurar el sistema industrial para que se mantenga en equilibrio con la biosfera por sí mismo.
Cada vez son más las empresas adheridas al EMAS (Eco-Management and Audit Scheme o Reglamento Comunitario de Ecogestión y Ecoaudiotoría), una normativa voluntaria de la Unión Europea que reconoce a aquellas empresas y organizaciones con un compromiso material con el medio ambiente.
Reducción del daño a la salud humana y el medio ambiente.
Para ello requiere del dominio de disciplinas muy diversas como informática, ingeniería, física y química, pero también la ecología, economía, el derecho, filosofía, logística, ecodiseño...