Usualmente la minimización de residuos requiere conocimientos en el proceso de producción, seguir los materiales desde su extracción hacia su vuelta a la tierra y conocer detalladamente la composición del residuo.
[1] La basura hogareña constituye una pequeña proporción de todos los residuos.
La minimización de residuos ha probado beneficios a la industria y al medio ambiente.
En esta estrategia, productos y envases están óptimamente diseñados para encontrar su uso previsto.
Pero por otro lado, puede ser más útil si la comida es protegida, ya que tiene los recursos consumidos y la energía de su fabricación, y puede ser dañada o estropeada por extremas medidas para reducir el uso de papel, metales, vidrios o plásticos en su envasado.
Si un producto es demasiado durable, su reemplazo con una tecnología más eficiente es probable que sea retrasado.
Por lo tanto, extender a una vieja máquina su vida útil puede colocar una carga más pesada al medioambiente que desguazarla, reciclar sus metales y comprar un nuevo modelo.
En la fabricación de vidrio retornables, botellas lo suficientemente fuertes para resistir varios viajes entre el consumidor y la embotelladora requieren hacer la botella gruesa y pesada, lo que aumenta los recursos necesarios para el transporte.
También, si un paquete o lata va a ser desechado, cualquier contenido remanente debe ser removido antes que este sea reciclado.
Los recursos que los hogares usan se pueden reducir considerablemente con la utilización seria de la electricidad (ej: apagar las luces y equipos cuando no son necesarios) y reduciendo el número de viajes que realiza el automóvil.
Reparando los objetos rotos y ropas desgastadas también contribuyen a minimizar los residuos caseros.
En una situación doméstica, el potencial para minimizar es a menudo dictado por el estilo de vida.