En teoría económica, un bien duradero se define como aquel producto (o servicio) que una vez adquirido puede ser utilizado un gran número de veces a lo largo del tiempo.
Se sostiene que los bienes duraderos son los que rinden al consumidor un flujo de servicio durante un tiempo relativamente largo, ejemplo de ello lo constituyen los automóviles, los muebles, las viviendas, etc.
Se sostiene que los bienes duraderos son los que rinden al consumidor un flujo de servicio durante un tiempo relativamente largo, ejemplo de ello lo constituyen los automóviles, los muebles, las viviendas, etc. (Castro, 1983).
Por consiguiente, la decisión depende de la preferencia por el tiempo del consumidor (McNelis y Nickelsburg, 2001).
La característica más importante que tienen los automóviles y otras mercancías durables es precisamente su durabilidad.
Estos costos de búsqueda y de información no son más que costos transaccionales y existe cierta evidencia que estos son significativos cuando se compran o se revenden los bienes durables.
Parks, 1974) Debe precisarse lo siguiente: los bienes durables son aquellos que tienen un comportamiento peculiar y que son los bienes cuyo precio es relativamente alto en comparación con el ingreso del consumidor, en este caso la demanda fluctúa considerablemente de acuerdo a los ingresos actuales y anticipados de los consumidores.
Esto se debe, a que la cantidad total de cada uno que poseen los consumidores es superior a la producción anual, por lo cual una pequeña variación porcentual del inventario total de lo que desean tener los consumidores puede dar como resultado una gran variación porcentual en el nivel de compra (ver e.g.
La obsolescencia programada es la vida útil que le da una fábrica o empresa a un producto, cuando pase este periodo de vida útil el producto se volverá obsoleto, inútil.
La obsolescencia programada asegura una gran demanda, por lo tanto las empresas tienen más beneficios y una continua oferta.
Los productos, aunque sigan funcionando, se quedan muchas veces desfasados, siendo incompatibles con nuevas versiones de nuevos programas o aplicaciones o no teniendo las últimas incorporaciones del mercado, esas que los consumidores desean de forma decidida.
No importa que la innovación haya sido desarrollada por su establecimiento o por otro Sin embargo, la mera venta de innovaciones completamente producidas y desarrolladas por otros establecimientos no debe ser tenida en cuenta.