Por ejemplo, Julio César utiliza el término en sus comentarios sobre la Guerra de las Galias para referirse a los jefes celtas y, en una ocasión, para un comandante romano que no ostentaba un rango oficial.
Seguía siendo, por tanto, el más alto nivel jerárquico del ejército y comandaba a las legiones de la región, pero el gobernador debía autorizar el uso de los poderes militares del Dux.
Una vez autorizado, actuaba de manera independiente en todos los asuntos militares.
Con las reformas de Diocleciano, las provincias romanas fueron agrupadas en diócesis administradas por un vicario.
Posteriormente, en la época bizantina del imperio, el título de dux sobrevivió (Griego medieval: "δούξ", doux, en plural "δούκες", doukes) como un rango equivalente al de general (Strategos).