Poco tiempo después de recibir entrenamiento militar se convirtió en miembro del Irgún Tzvaí Leumí.
En 1941, ingresó a una unidad del ejército británico para unirse al esfuerzo bélico internacional contra la Alemania Nazi y, junto con sus camaradas, integró la Brigada Judía que trató de rescatar a los judíos europeos que sufrían la persecución nazi.
Diez días después, Gruner participó en su segunda y última operación contra una estación policial británica en Ramat Gan.
En este ataque, fue gravemente herido (especialmente en la mandíbula), capturado por las fuerzas británicas y se le negó tratamiento médico.
Habéis convertido vuestro compromiso en una tira de papel a la que hicisteis trizas.
Por eso toda gota de sangre hebrea vale hoy mil veces más.
Nuestra organización de combate, al igual que toda nuestra familia, cree que el hombre no ha sido creado para matar a su prójimo, sino para continuar, junto con él, la obra del Creador.
A pesar de la seguridad máxima que había en la prisión donde residía en Jerusalén, Gruner logró seguir manteniendo correspondencia y comunicación frecuente con el cuartel general del Irgún.
Esté seguro y confiado en que, ocurra lo que hubiere de ocurrir, no olvidaré la doctrina que me ha abrevado, la doctrina del "Gaón, Venadiv, Veajzar" [Referencia al "Shir Beitar" (canción del Beitar), de Zeev Jabotinsky, que comienza así: "Beitar: del fondo de la podredumbre y la ceniza, por la sangre y el sudor nacerá un nuevo lineaje gaón, venadiv, veajzar" (altivo, generoso y combativo)].
Yo podría lanzar divisas ruidosas como el conocido dicho romano: "Dulce est pro patria mori", pero en este momento me parece que tales divisas son demasiado baratas y que los escépticos pueden añadir también: "No tienen mas remedio".
de un trabajo que me habían prometido o irme completamente del país y vivir una vida segura en Estados Unidos junto a mi querida hermana.
Pero ese camino no me habría brindado mi satisfacción personal como judío ni menos aún como sionista.
Y no olvidemos que también en el ghetto de Varsovia hubo quinientos mil judíos.
Y este debe ser el camino del pueblo de Israel en estos días nuestros: defender lo nuestro y estar dispuesto a ir a la batalla, aunque ello conduzca, en casos aislados, al patíbulo.
Escribo estas líneas cuarenta y ocho horas antes de aquél momento en que nuestros tiranos se disponen a ejecutar su asesinato.
Junto con él, también fueron ahorcados sus compañeros Yehiel Drezner, Mordechai El'kachi y Eliezer Kashani.