En 1765 visitó la isla griega de Corfú y los cenobios del monte Athos.
En 1766 marchó a Esmirna y tomó durante unos meses lecciones del monje Hieroteo Dendrin.
Se da cuenta de la utilidad de una "lengua común" que una a todas las personas entre el Danubio y el mar Adriático, y por eso abandonó en sus escritos el uso del eslavo para utilizar la lengua serbia, propiciando las reformas lingüísticas posteriores que implantaría su discípulo Vuk Stefanović Karadžić.
Tras su autobiografía publicó un programa educativo (Pismo Haralampiju, 1783), y el libro de consejos morales Sovjeti razuma zdravago ("Consejos de sentido común", 1784) donde defendía la coeducación para niños y niñas.
Gran viajero, en todo lo que escribió se mostró hijo de la Ilustración, mezclando según la ocasión razón y sensibilidad.