Pero las obras no atrajeron compradores y él mismo las donó, en 1881, al Museo del Prado, donde actualmente se exponen.
En el cuadro aparecen dos ancianos personajes vestidos con hábito de fraile.
El situado en primer término tiene una gran barba cana, es alto y se apoya en un bastón.
El anciano de la barba se muestra tranquilo y digno.
Se apoya en el cayado, pero no por debilidad, pues mantiene fuerza y prestancia.