Domus

Domus es la palabra latina con la que se conoce a un tipo de casa romana.

A la entrada de la casa había una puerta ianua –el bifronte dios Jano era el de las puertas, y su mes, enero, abría el año–) vigilada por un esclavo portero ([cella ostiarii] o ianitor).

A partir del siglo II a. C. comienzan a construirse peristilos (peristylium) por influencia griega; eran patios ajardinados rodeados de columnas, que irán ganando protagonismo en detrimento del atrio, que pierde su función hacia el siglo I d. C. El término domus es muy antiguo, de etimología indoeuropea (*dom-), que designaba a la familia de tres generaciones y tiene su origen en la raíz *dem-, construir.

Sin embargo la morada permanecía con un estilo rústico, como testimonia la designación de la casa por la palabra hortus ("huerta") utilizada en la Ley de las Doce Tablas,[3]​ y que se traduce en la relación aún estrecha entre la vivienda y su jardín cerrado.

El salón de reuniones columnado (oecus), cubierto por bóvedas, aparece en el siglo I a. C. y con él se multiplican las estancias dedicadas al ocio que ahora se distribuyen en torno al peristilo en lugar de en torno al atrio, que pierde protagonismo.

Ya en época altoimperial se transforma el peristilo, quedando este abierto y con una fuente monumental en su centro.

Plano de una domus típica.
Urna funeraria en forma de cabaña arcaica.