Domingo Savio

Domingo Savio («Dominguito» para sus padres), nació en San Giovanni da Riva, cerca de Chieri.Cuando tenía unos veinte meses, sus padres Carlino Savio y Rosa Brígida Gaiato se trasladaron a Murialdo, donde nacieron sus hermanos.Arrodillado al pie del altar, con las manos juntas, pronunció los propósitos que venía preparando desde hace tiempo, y que quedaron escritos en su devocionario:[1]​ En la Vita escrita sobre Domingo Savio años más tarde, Juan Bosco afirmó: «Yo he podido verlos y los transcribo aquí en su sencillez».Don Bosco encontraba en ellos una fórmula sencilla y completa para la vida cristiana de los jóvenes.Sentía gran devoción por la Virgen María, llegando a permanecer más de cinco horas diarias rezando.Domingo se entristeció, pero Juan Bosco insistió en que debía jugar alegremente con sus compañeros.[1]​ Tal como había predicho Don Bosco, la salud de Domingo empezó a empeorar.En febrero de 1857 tuvo una fuerte tos que le obligó a guardar cama durante semanas.[2]​ Don Bosco consideró y mostró a Domingo Savio como un modelo concreto de espiritualidad.
Altar dedicado a Domingo Savio en el interior de la Basílica de María Auxiliadora , en Turín. Bajo el altar se encuentra la urna dorada que guarda sus restos.