Un año después se casa con María de las Nieves del Castillo Olivares y Fierro.Hasta 1899 no aparece un poema suyo publicado, cuando el poeta ya contaba con 47 años de edad.Su obra se caracteriza por un extremo rigor, no solo en lo que concierne a la forma poética (sus mejores composiciones son sonetos), sino muy especialmente en el modo de tratar los temas, dotados de un simbolismo que hunde sus raíces en el imaginario colectivo y en profundas reflexiones espirituales.Entre sus poemas más célebres están La silla, A los muebles de mi cuarto, La Victoria sin alas, El muelle viejo, El humilde sendero o Piedra canaria.Estudió su poesía el profesor y ensayista canario Jorge Rodríguez Padrón en Domingo Rivero, poeta del cuerpo (1967).Su obra completa fue editada gracias a la minuciosa labor del también profesor y poeta canario Eugenio Padorno, bajo el título de En el dolor humano (1998).