Domingo Giribaldo

Sus investigaciones incidieron en diversos campos de la química industrial, la física y la medicina.

De regreso a Uruguay, y en condiciones casi domésticas, Giribaldo comenzó a diseñar un complejo proceso para obtener hipoclorito de sodio, logrando producirlo por primera vez en América del Sur en 1925.

Una de las investigaciones más importantes de Domingo Giribaldo, estuvo vinculada a la por entonces revolucionaria solución antiséptica creada en 1911 por los científicos Alexis Carrel y Henry Dakin, más conocida como “Líquido Carrel”, desinfectante por excelencia que, sin embargo, provocaba severas quemaduras en las curaciones.

[1]​ La importante modificación al Líquido Carrel realizada por Giribaldo, tuvo repercusiones inmediatas.

Es que hay más: con el Líquido Carrel no solo se hace inofensiva contra el tifus y hasta contra el mismo cólera y por consiguiente contra todas las infecciones subalternas, cualquier agua de consumo, sea de pozo, o aljibe, o hasta de cachimba (se llaman así los pozos manantiales de los campos) sino que se pueden hacer igualmente inofensivas las frutas y ensaladas que se consumen a diario, con solo sumergirlas un rato antes de ser consumidas en una solución al cinco por ciento del gran desinfectante, y pasarlas por agua pura después para quitarles lo que pudiera quedarles de mal gusto.

A partir de aquella experiencia exitosa, nació un emprendimiento industrial que no tardaría en involucrar a toda la familia, logrando imprimirle la impronta comercial al asunto, lo que sería el principio de la empresa “Electrón”, en un espacio adecuado con un generador verdadero y pocos elementos más como para iniciar la producción.