Las personas del colectivo LGBTI+ en Panamá se enfrenta a ciertos desafíos legales y sociales no experimentados por otros residentes.
[1]Las relaciones sexuales consensuales entre personas del mismo sexo fueron despenalizadas en 2008, sin embargo, la diversidad sexual aun es un tema tabú en la sociedad panameña, la cual es mayormente conservadora, por lo tanto, aun persiste la violencia, la discriminación y la persecución de las personas LGBTI+ en el país.
En 2001, la Asociación Hombres y Mujeres Nuevos de Panamá obtuvo reconocimiento oficial, lo que fortaleció el activismo LGBT.
Además, en 2008, se registró una unión civil entre personas del mismo sexo, un paso significativo hacia el reconocimiento legal.
Sin embargo, también hubo retrocesos, como el intento de reforma constitucional para prohibir el matrimonio entre personas del mismo sexo en 2019, que fue finalmente suspendido debido a la presión social.
A pesar de los esfuerzos por visibilizar y celebrar la diversidad sexual, como la boda masiva simbólica anunciada en 2023, la oposición conservadora y las amenazas de violencia reflejaron los desafíos persistentes hacia una igualdad plena para personas LGBT en Panamá.
[28] La Ley 7 que Adopta medidas para prevenir, prohibir y sancionar actos discriminatorios, vigente desde 2018, no incluye protecciones legales explicíticas para las personas LGBT.
Aun así, las autoridades requieren que las personas solicitantes se sometan a un examen por parte de un médico forense.
Por otro lado, un sector más reducido, compuesto principalmente por grupos conservadores y religiosos, se opone a estos derechos.
[45] En Panamá no existe ningún tipo de ley que ampare a alguien del colectivo LGBTIQ+ por discriminación alguna.
Por el contrario, las investigaciones que han estudiado a personas que se han sometido a estas prácticas, describen graves efectos en su salud mental tales como episodios de severa ansiedad, síndromes depresivos, aislamiento social, disfunción sexual y pensamientos suicidas.
Estos programas pueden incluir calumnias homófobas, palizas, encadenamientos, privación de alimento e incluso exorcismos.
[52] En la actualidad, los ECOSIG no son criminalizadas en Panamá, ni en ningún otro país de la región Centroamericana.
[61][62] La cultura LGBT en Panamá ha ido ganando visibilidad en los últimos años, especialmente a través del cine, la literatura y la televisión.
[67][68] En el ámbito televisivo, la diversidad sexual se ha representado principalmente a través de personajes estereotipados interpretados por actores heterosexuales, aunque figuras abiertamente LGBT como Franklyn Robinson y Wendy Jaramillo han tenido presencia en la pantalla.
[70] Por otro lado, la relación entre la religión y la comunidad LGBT sigue siendo tensa, con una fuerte oposición de la Iglesia Católica al matrimonio igualitario.
[71][72] Además, en la música, algunas canciones han sido criticadas por promover mensajes homofóbicos,[73] mientras que en el deporte, el boxeador Panamá Al Brown se destaca como un pionero en su especialidad, y al desafiar barreras raciales y homofóbicas de su época.
La primera marcha del Orgullo en Panamá se realizó en 2003, cuando solo asistieron 60 personas, sin ningún incidente.