Por ejemplo la papa (Solanum tuberosum), quinua (Chenopodium quinoa), llama (Lama glama), alpaca (Vicugna pacos), en ese preciso momento aparecen la cultura pukara y tiwanaku como expresión de altas culturas y sociedades complejas.
El sur de puno estará ocupado por los lupacas y alrededor del lago y más allá se desarrollara otros reinos como los: canas, canchas, pacajes, carangas, etc. Finalmente en cuarto momento está definido por la presencia del imperio incaico en la zona, nuevamente en el registro del INc en suelo vilqueño se ha encontrado estructuras y cerámicas netamente incas.
Las mañanas, en la primavera son calurosas y con ausencia del viento, empero los cambios climáticos nos retrotraen al siglo XVIII, hacen que las características que configuran a las estaciones, varíen alterando el desarrollo de la agricultura, causando perjuicios como sequías o inundaciones; a esta climatología puede ser catalogado como un clima heterogéneo.
El área total del distrito de 193,29 km², distribuidos entre comunidades campesinas y centros poblados menores.
Destaca su centenaria plaza de Armas, su hermoso templo colonial y sus pintorescas calles empedradas.
Al lado izquierdo se yergue la torre o campanario compuesto por dos cuerpos y al medio de ellos cornizamientos pequeños, remata en una pequeña naranja coronada de chapiteles y cuatro vientos.
Es probable que la fecha consignada en la cartera indique la conclusión de la obra gruesa en 1783, el equipamiento del templo fue lento y con diversas variaciones.
A si en el mes de febrero del mismo año escribía “se construye con el mayor entusiasmo el nuevo altar mayor de piedra blanca, para estucarlo con el mayor gusto del día, a expensas de doña María del Rivero y asimismo informa que la plata labrada se destinaría al Tabernáculo” (AAC: 1846).
Para realizar esta obra se trajeron “alarifes y maestros venidos de Arequipa”, (probablemente Orellana) y en 1847 arribo del Cuzco el maestro escultor Pedro Campana para retocar las imágenes (Archivo Parroquial Vilque: 1846) En las últimas décadas del siglo XIX se reitera la presencia de apellidos conocidos: el pintor José Orellana arreglo imágenes en 1875, el cantero Mariano Ticona reteja el templo en 1876 y en 1879 se comienza la refacción del panteón “”ya que no era más que un campo descubierto con vestigios de paredes”, trabajando allí los albañiles Leandro Pacori, Mariano Quispe y Pablo Parizaca (Archivo Parroquial Vilque: 1875 - 1909).
La parte superior de la nave central y la cubierta remata en tres chapiteles.
Área 4 ha ; de 800 – 1400, Intermedio Tardío El término CHULLPA se utiliza en la literatura etnoarqueologica en diferentes sentidos.
Aplicado en sentido más amplio, se refiere a la expresión cultura CHULLPA, como una fase cultural que no es ni Tiwanaku ni Inka y que ubica en el tiempo entre el Tiwanaku decadente y la expansión del imperio quechua.
Tal palabra se emplea como la denominación de tumbas en una extensión bastante amplia que va desde el noroeste argentino hasta el centro del Perú.
Con ello legaron los antiguos, grandes y magníficos monumentos a sus soberanos y hasta la llegada de los buscadores de oro europeo, se constituyeron en sepulcros imperecederas, eternos, desde los cuales podían ver la tierra denominada por ellos en viada, el majestuoso territorio indio al lado del lago Umayo.
La característica más sobresalientes de dichas construcciones, como es sabido, radica en su forma cónica invertida.
Sin una decoración ornamental, descansa el efecto obtenido en esas torres en la línea arquitectónica y en la piedra escogida, cuya impresión impacta por el contraste de colores.
Existen unas sesenta chullpas trabajado con piedras tallada la mayoría se encuentra pésimo estado de conservación.
La representación de camélidos, zorros, tarucas y elementos simbólicos en el arte rupestre prehispánico está vinculado a su mundo mágico – religioso.
La topografía por lo general presenta escarpados que eliminan o solamente limitan las posibilidades de acceso, construyendo una defensa natural; pero en aquellos sectores en que la pendiente es más suave, ha sido protegida con la construcción de murallas; este aspecto topográfico determinara la mayor o menor longitud total de murallas construidas, en cada sitio.
Es evidente que este sistema defensivo buscó proteger a la población al interior de ella.
Todas las estructuras arqueológicas se asientan en la cumbre del cerro denominado Muñachupa a una altitud de 4000 m s. n. m. como es recurrente en este tipo de estructuras arqueológicas que se encuentran diseminadas en todo el altiplano puneño, la geografía del cerro es accidentada apareciendo en la topografía afloramientos rocosos y farallones que hacen inaccesible llegar a la cima de la montaña que se caracteriza por ser plana o tipo meseta.
Se caracteriza por presentar aparentes sistemas habitacionales de planta rectangular y otras circulares.
Si las chullpas anteriormente descritas tienen parecidos formales y constructivos con las de sillustani podemos inferir entonces que los monumentos funerarios responden cronológicamente y cocotológicamente al horizonte tardío es decir la presencia inca en el altiplano pùneño.
Al interior de las torres funerarias se enterraron aparentemente a la clase dirigente o política.
Ciertamente la construcción de mausoleos andinos prehispánicos estaban adscritos a gente de poder, la arqueología a través de los documentos etnohistóricos ha podido señalar que los mallkus o señores eran enterrados en posición fetal y acompañados del ajuar funerario y en algunos casos con personas que en la vida real lo acompañaban.