“Al igual que otros lugares fue poblado, sembrado, habitado y abandonado desde los tiempos aurorales de las invasiones asiáticas hasta los aciagos y gloriosos tiempos de hoy” (PZB p. 19).
Hoy es un pueblo pequeño pero moderno, con los servicios básicos en funcionamiento, con agitada vida social sin renunciar a su hálito campestre.
Entre 1894 y 1895, en el país, las tendencias políticas se dividieron en dos sectores: el oficialismo, al mando de Andrés Avelino Cáceres y los coalicionistas o fuerzas rebeldes, encabezado por Nicolás de Piérola.
Las tropas oficialistas al mando del coronel Galdós, luego de derrotar a las huestes rebeldes dirigidas por el Dr. Belisario Barriga, tomaron la ciudad lacustre.
[2] Las fuerzas oficialistas una vez que lograron retomar el control de Puno y Juliaca, instalaron en esta última ciudad su Cuartel General.
Los pobladores nativos, que hasta ese momento contemplaban casi distraídos los desplazamientos militares, se asustaron por los disparos, gritos, heridos y muertos.
La batalla se generalizó, hasta que fue menguando el ataque y cambiando de sentido.
La población civil socorrió a los pocos sobrevivientes y enterró a los muertos; tiempo después juntaron los restos de los pierolistas y los colocaron en una fosa común donde se construyó la actual iglesia.
La capital del distrito es el pueblo de Deustua que se encuentra sobre los 3885 m s. n. m. y entre las coordenadas: 15° 38′ 14″ de latitud sur y 70° 20′ 39″ de longitud oeste; dicha capital está ubicado a orillas del río Cabanillas y en las faldas del imponente cerro Kenakuturi, que es considerado como su apu tutelar.