Felipe esperaba que Lutero podría inspirar una alianza entre los príncipes protestantes y reforzar así su posición frente a la amenaza de las fuerzas católicas.
[1] Lutero y Zuinglio se pusieron de acuerdo sobre catorce temas, pero no acerca del decimoquinto, la Eucaristía.
[1] Lutero estimaba que las palabras Este es mi cuerpo, esta es mi sangre debían interpretarse al pie de la letra como enseñando que el cuerpo y la sangre de Cristo están realmente presentes en el sacramento.
Lutero afirmó: "Cuando Dios habla, los pobres hombres deben escuchar" (Wenn Gott etwas redet, so sollen die armen Menschen hören).
Al final del coloquio Lutero resumió: "Nuestro espíritu y vuestro espíritu no están en consonancia" (Unser Geist und euer Geist reimt sich nicht zusammen).