Los condicionantes para situar una carretera sobre la superficie son muchos, entre ellos la topografía del terreno, la geología, el medio ambiente, la hidrología o factores sociales y urbanísticos.
Generalmente se estudian varios corredores y se estima cuál puede ser el coste ambiental, económico o social de la construcción de la carretera.
Cuanto mayor sean las dimensiones de la vía, más tráfico podrá soportar y más exigentes serán los parámetros de trazado, es decir, será necesario realizar radios mayores de curva, acuerdos verticales más extendidos o peraltes más inclinados.
Al aumentar estos parámetros la carretera se ajustará menos al terreno, lo que encarece la carretera.
El dato más importante para el diseño es la velocidad de proyecto, que es a la máxima velocidad para circular con comodidad y seguridad.
el tiempo de percepción y reacción (2 s),
el coeficiente de rozamiento longitudinal rueda-pavimento,
En el diseño geométrico de carreteras debe asegurarse en todo el punto del trazado que vea esta cantidad de metros por delante de él, lo que implica despejar el terreno, alisar los cambios de rasante y cuidar la visibilidad en curvas.
La definición de la carretera implica un trazado en horizontal y otro en vertical.
El trazado en vertical se traza sobre un plano que indica el eje de la carretera, generalmente exagerando la escala vertical con respecto a la horizontal.
Las alineaciones verticales son de dos tipos: Los acuerdos verticales vienen definidos por dos parámetros (y uno tercero dependiente): El peralte es la inclinación transversal de la vía en las curvas.
Se construye para compensar la fuerza centrífuga (que haría que el vehículo se saliera de la calzada) con la fuerza del peso sobre la rasante de la curva.
La fórmula que se emplea para hallar el peralte sería:
En España el peralte está limitado al 8% en autopistas y a 7% en carreteras de una calzada.