Un problema bien definido es aquel que lleva implícitas tanto una situación inicial como final claras.
Experimentalmente, está comprobado que: Según esto, merece la pena el esfuerzo de dividir un problema grande en subproblemas más pequeños.
; realizando un estudio descendente Top-Down que nos lleve desde la concepción del problema (programa o algoritmo) global hasta identificar sus partes (módulos).
Un refinamiento excesivo podría dar lugar a un número tan grande de módulos que haría poco práctica la descomposición.
Para evaluar o determinar cómo es de bueno un diseño estructurado se utilizan los conceptos de acoplamiento y cohesión; éstos están muy relacionados entre sí, tanto que difícilmente se puede variar uno sin que eso afecte al otro.