Si bien todos[4] esperaban que Perón se retractase de su propuesta, no previeron el tenor violento del discurso.También recordaba Perón el tránsito pacífico que había ofrecido hasta entonces como opción a sus opositores, con violencia como respuesta:Hemos ofrecido una posibilidad de que esos hombres se reconcilien cn su propia conciencia.Hemos vivido dos meses en una tregua que ellos han roto con violentos, aunque esporádicos e inoperantes.Han contestado los dirigentes políticos con discursos tan superficiales como insolentes: los instigadores, con su hipocresía de siempre, sus rumores y sus panfletos.De esto surge una conclusión bien clara: quedan solamente dos caminos, para el gobierno una represión ajustada a los procedimientos subversivos, y para el pueblo una acción y una lucha que condigan con la violencia a que quieren llevarlo.Y desde ya establecemos como una conducta permanente para nuestro Movimiento: aquel que en cualquier lugar intente alterar el orden en contra de las autoridades constituidas o en contra de la Ley o lde la Constitución, ¡puede ser muerto por cualquier argentino!La memoria colectiva ha recogido estas últimas palabras en el canto popular «cinco por uno / no va a quedar ninguno».[15] Por su lado, el historiador peronista de izquierda José Pablo Feinman critica a Perón por no haber transformado sus palabras en hechos y no haber «dado batalla» frente a la insurrección golpista antiperonista: