Dilema ético

Una definición estrechamente relacionada caracteriza los dilemas éticos como situaciones en las que todas las opciones disponibles son incorrectas.Se han propuesto varios ejemplos, pero hay desacuerdo sobre si constituyen dilemas éticos genuinos o meramente aparentes.Una distinción importante se refiere a la diferencia entre los dilemas epistémicos, que dan una impresión posiblemente falsa al agente de un conflicto irresoluble, y los dilemas reales u ontológicos.Tradicionalmente, los filósofos sostenían que es un requisito para las buenas teorías morales estar libres de dilemas éticos.Pero este conflicto no es un dilema ético genuino, ya que tiene una resolución clara: saltar al agua para salvar al niño supera significativamente la importancia de llegar a la reunión a tiempo.Tal situación todavía constituye un dilema ético según la primera definición, ya que los requisitos en conflicto no están resueltos, pero no según la segunda definición, ya que hay un curso de acción correcto.Es cuestionable si este caso constituye un dilema ético genuino, ya que el deber de prevenir perjuicios parece superar claramente la promesa.Hay diversos argumentos a favor y en contra de ambos lados.Ambas partes enfrentan el desafío de reconciliar estas intuiciones contradictorias.[5]​ Los ejemplos de dilemas éticos son bastante comunes: en la vida cotidiana, en historias o en experimentos mentales.Pero para que el argumento de los defensores tenga éxito, es suficiente tener al menos un caso genuino.[11]​[10]​ Esta posición puede resultar algo plausible porque las consecuencias de las acciones, incluso las más simples, son a menudo demasiado vastas para que podamos anticiparlas adecuadamente.Según esta interpretación, confundimos nuestra incertidumbre sobre qué curso de acción supera al otro con la idea de que este conflicto no es resoluble a nivel ontológico.Pero en el caso de un dilema ético, esto se impone al agente sin importar cómo decida.[6]​[13]​ Los oponentes pueden contestar argumentando que la respuesta apropiada no es la culpa sino el lamento, con la diferencia de que el lamento no depende de las elecciones anteriores del agente.Esta línea de argumentación puede hacerse plausible señalando otros ejemplos, como casos en los que la culpa es apropiada aunque no haya habido elección alguna.Cualquiera de las dos opciones es problemática, ya que estos principios son bastante fundamentales.[5]​[1]​ Otra línea de argumentación niega que haya conflictos éticos irresolubles.Un problema con este enfoque es que no logra resolver casos simétricos: cuando dos deberes del mismo tipo están en conflicto entre sí.Las distinciones entre estos tipos son a menudo importantes para los desacuerdos sobre si hay dilemas éticos o no.[11]​[5]​ La diferencia entre los dilemas éticos autoimpuestos (self-imposed) y los impuestos por el mundo (world-imposed) se refiere a la fuente de los requisitos en conflicto.La mayoría de las discusiones sobre dilemas éticos se centran en dilemas de obligación: implican dos acciones en conflicto que el agente está éticamente obligado a realizar.[20]​ En los casos de múltiples agentes, las acciones siguen siendo incompatibles, pero las obligaciones afectan a personas diferentes.Los dilemas éticos pueden dividirse según los tipos de obligaciones que están en conflicto entre sí.