Diego de Torres Villarroel

Lo hizo con tal aprovechamiento que ganó tres años después una beca por oposición en el Colegio Trilingüe de Salamanca.Otro libro llamado Tratado de la esfera fue el que le introdujo en las matemáticas, ciencia olvidada en aquella época.Según cuenta en su Vida, biografía muy novelada, al salir del colegio huyó de las consecuencias de sus desmanes a Portugal, concretamente a Oporto y a Coímbra, donde llevó una vida aventurera en la que fue sucesivamente ermitaño, bailarín, alquimista, matemático, soldado, torero, estudiante de medicina, curandero, astrólogo y adivino.Esa biografía novelada haría que sus contemporáneos le atribuyesen una poderosa leyenda.Escribió estos folletos desde 1718 hasta 1766, sin creer mucho en ellos, pues "Torres fue un hombre moderno en quien pudo convivir un cierto pesimismo barroco con el cinismo de un libertino intelectual y el cálculo propio de la conciencia burguesa".Había profetizado que moriría en "el rigor del verano de 1724".En esta época se plantea incluso dedicarse al contrabando, pero lo salva la condesa de Arcos.La gente de Salamanca realizó varias fiestas en honor al nuevo catedrático.Durante cinco años estuvo enseñando matemáticas y en 1732 se gradúa en Artes, siendo maestro de dicha materia.Tras recorrer todo el país lusitano cayó enfermo y no pudo regresar a España hasta que sus hermanas enviaron súplicas al rey, que consintió su retorno en 1734.En 1750, tras 24 años de cátedra, pidió su jubilación antes del tiempo legal, lo que Fernando VI le concedió por real decreto.A partir de 1751 su vida fue tranquila "viviendo con honra en el pueblo donde nací", según deja escrito en su autobiografía, y trabajando en Salamanca en el enriquecimiento de la biblioteca universitaria.Tras su jubilación siguió trabajando en diversas comisiones de la Universidad; aún asistía a los claustros en 1769.[5]​ Fue conocido por casi todo el país en su época y a pesar de ser un hombre relativamente callado cada vez que hablaba y opinaba provocaba el escándalo o la gracia de los demás.Como poeta, pueden destacarse algunos de sus sonetos (Los ladrones más famosos no están en los caminos, El presente siglo), las composiciones satíricas que llamó "pasmarotas", que incluso encontraron continuidad en el siglo XX en las que compuso Enrique Badosa;[6]​ este subgénero lírico expresa el asombro producido ante situaciones incomprensibles y absurdas, muchas veces por su necedad, con ironía y en arte menor; sus jácaras y seguidillas, o poemas de amor como A una dama o de la muerte, ¿Cuándo vendrá la muerte?.Su obra en prosa más popular es la citada Vida, ascendencia, nacimiento... (aparecida en 1743 con sucesivas ampliaciones posteriores), autobiografía dividida en seis "trozos" que corresponden cada uno a una década y donde da forma a una novela picaresca, sin imitar como en otras de sus obras el estilo de Quevedo, sino mostrando un estilo más castizo, llano, espontáneo y natural.Además, publicaba todos los años un "almanaque" que le proporcionaba importantes ingresos y donde insertaba pronósticos, algunos de los cuales se cumplieron.
La gitana, Almanak , 1729.