Con 17 años viajó a Perú para convertirse en fraile dominico, si bien sus padres rechazaban esta vocación (o porque tenía origen judeoconverso, según otros autores).
Según se cree, estudió teología en la Universidad de San Marcos.
Aparte de los Evangelios, Hojeda recurrió a la Jerusalén liberada del Tasso, a la patrística latina y a textos piadosos y leyendas populares; pero en general sobrenada el poema latino Christias (1535) de Marco Girolamo Vida, cuyas técnicas narrativas evocan la Eneida virgiliana.
Y, como en 1617 fue reconocida su inocencia, se le rehabilitó públicamente y el visitador Alonso de Armería, del bando de los renovadores, abandonó su cargo por las numerosas quejas habidas sobre las decisiones que tomó respecto al dominico sevillano y otros compañeros del bando integrista como Nicolás González de Agüero.
Describe en 1974 octavas reales la Pasión de Jesucristo, inspirándose en los cuatro Evangelios y en la epopeya culta del Torquato Tasso.
Pero la Cristiada ha sufrido una suerte de olvido editorial que por sus méritos estéticos no merece.
Por otra parte, esta gran obra surge en un contexto en el que lo renacentista ve su hegemonía debilitada frente al emergente barroco; de ahí que aparezcan elementos de ambos horizontes culturales en la estética del manierismo, uniendo ambos universos, antropocéntrico y teocéntrico, en un cristocentrismo fundamental.
Por un lado, en la parte del bien, se presenta a Cristo ayudado por la oración, los ángeles y los apóstoles.
Si bien es verdad que subsisten elementos de la Edad Media europea tanto a nivel retórico como estético que estructuran y dan sentido a la obra, eran tópicos consagrados en la literatura latina medieval.
La obra está escrita en endecasílabos con rima consonante agrupados en octavas reales (ABABABCC), un metro habitual en los poemas narrativos de epopeya culta del Renacimiento.
La grandeza y sensibilidad del tema imponía escribir su obra en verso, y el autor comunicó al marqués de Montesclaros que lo hacía de esta manera porque su fin era hacer una obra de arte al mismo tiempo que una obra religiosa: “Te enseñaré con arte y luz divina” (I, 4).
Cristo es el protagonista, al que ayudan la oración, los ángeles y los apóstoles, sobre todo San Pedro.
Se presenta a la recepción como una verdadera écfrasis teológica, en la cual el Evangelio no es la fuente principal, sino la materia narrativa del poema.
En la obra podemos encontrar un profundo cuidado y respeto ante las palabras, así como por los más mínimos detalles; en algunos momentos, el poema asume una visión que el autor está observando como “desde fuera”.
Es decir, acciones que van ocurriendo según se van contando en la historia, y que antes eran desconocidas; destaca una gran utilización de epíteto, aunque la mayoría de los adjetivos aparecen pospuestos, para darle al sustantivo una cualidad exclusiva y establecer un determinado ritmo; la solemnidad épica le lleva a utilizar constantemente el hipérbaton con enorme instinto expresivo a dejar solo el verbo; el autor se organiza sobre puntos básicos: hombre-Dios, muerte y redención, recurriendo a la devotio moderna.
La Cristiada apareció impresa por vez primera (editio princeps) en Sevilla, imprenta de Diego Pérez, 1611.