La Congregación para la Educación Católica fue uno de los dicasterios que integraron la curia romana desde su organización por Sixto V, mediante la constitución apostólica Immensa Aeterni Dei ; el Pontificio Consejo de la Cultura, es relativamente reciente pues fue instituido en 1982 por, Juan Pablo II mediante la carta apostólica, en forma de motu proprio, Inde a Pontificatus.
La reforma de la Curia por Pío X en 1908 confirma esta misión.
[3] La constitción apostólica Pastor Bonus (1988), el consejo recibió la ddnominación "de la Cultura".
Más adelante, mediante la carta apostólica, en forma de motu proprio, Inde a Pontificatus,[1] de 25 de marzo de 1993, Juan Pablo II reorganizo el consejo, fijando su principal cometido "promover el encuentro entre el mensaje salvífico del Evangelio y las culturas de nuestro tiempo, a menudo marcadas por la no creencia y la indiferencia religiosa, a fin de que se abran cada vez más a la fe cristiana, creadora de cultura y fuente inspiradora de ciencias, letras y artes"[4] En el Consejo quedó integrado el Consejo para el Diálogo con los No Creyentes[a] establecido por la Pastor Bonus, incluyendo por tanto entre sus cometidos "el diálogo con los que no creen en Dios o no profesan ninguna religión".
La reforma de la curia mediante la constitución apostólica Praedicate evangelium, unifica en el Dicasterio para la Cultura y la Educación estos dos intituciones curiales, sinterizando así su cometido: El dicasterio queda compuesto por dos secciones: "la Sección para la Cultura dedicada a la promoción de la cultura, la animación pastoral y la puesta en valor del patrimonio cultura" y "la Sección para la Educación que desarrolla los principios fundamentales de la educación con referencia a las escuelas, a los institutos superiores de estudios y de investigación católicos y eclesiásticos".