Ptolomeo XII había sido depuesto del trono en el año 59 a. C. y huido a Roma, donde solicitó al Senado un ejército de manera que pudiera recuperar el trono.
Sin embargo, los alejandrinos no estaban interesados en darle a Ptolomeo el trono de Egipto y de ahí que enviaran una embajada de cien ciudadanos, liderados por Dión, al Senado romano, para exponer sus pretensiones.
En el 57 a. C., el cónsul Publio Cornelio Léntulo Espínter decretó que le fuera devuelto el trono a Ptolomeo, pero el senato rescindió este decreto y Ptolomeo se retiró a Éfeso.
El público dirigió la mayor parte de su ira contra Pompeyo, a quien creían responsable del asesinato.
Pero después de que Cicerón lo defendiera con éxito, Asicio fue absuelto y entonces las principales sospechas recayeron sobre Marco Celio.