En Maddaloni se halla la basílica del Corpus Domini y en Casertavecchia la excatedral de San Miguel Arcángel, que fue la catedral hasta 1841.
Quien pagó el precio fue el obispo Giovanni Gayto, cuya elección fue anulada por haber prestado juramento al conde Corradello de Caserta, cuya acción, precisamente a causa de la alianza con los Hohenstaufen, fue obstaculizada a toda costa.
Estos privilegios fueron causa de amargos enfrentamientos con los señores feudales locales, que se negaron a pagar diezmos y otros impuestos a la Iglesia.
[nota 2] A partir del siglo XIV, Casertavecchia, encaramada en la montaña, perdió su importancia en favor de las zonas llanas, donde se desarrollaron nuevos centros habitados.
Los obispos también prefirieron residir en otro lugar y, desde finales del siglo XVI, en Falciano, donde poseían el Palacio de la Cavallerizza, donado por el rey Fernando I de Nápoles al obispo Giovanni Leoni Gallucci (1476-1493).
La Iglesia respondió convocando el Concilio de Trento, donde se reiteró y aclaró la doctrina católica y se tomaron medidas para reformar la Iglesia católica.
El obispo de Caserta Agapito Bellomo participó en el concilio y, a su regreso a su patria, fundó, entre los primeros en Italia, el seminario episcopal, erigido en Casertavecchia entre 1567 y 1573.
[11] A principios del siglo XVII, durante el episcopado de Diodato Gentile, la residencia del obispo fue trasladada formal y definitivamente a la actual aldea de Falciano, cerca del actual núcleo de Caserta, en el Palazzo della Cavallerizza, mientras que el cabildoo de los canónigos, la catedral y el seminario permanecieron en Casertavecchia.
Con la restauración posnapoleónica, Torre tomó oficialmente el nombre de Caserta, lo que supuso un nuevo duro golpe para la antigua Casertavvecchia.
En el mismo período, la finca episcopal de Falciano fue cedida a Fernando II.