Arquidiócesis de Cosenza-Bisignano

La arquidiócesis tiene 2537 km² y extiende su jurisdicción sobre los fieles católicos de rito latino residentes en 62 comunas de la provincia de Cosenza en la región de Calabria: Acri, Aiello Calabro, Altilia, Amantea, Aprigliano, Belmonte Calabro, Belsito, Bianchi, Bisignano, Carolei, Carpanzano, Casali del Manco, Castiglione Cosentino, Castrolibero, Celico, Cellara, Cerisano, Cleto, Colosimi, Cosenza, Dipignano, Domanico, Figline Vegliaturo, Fiumefreddo Bruzio, Fuscaldo, Grimaldi, Lago, Lappano, Lattarico, Longobardi, Luzzi, Malito, Mangone, Marano Marchesato, Marano Principato, Marzi, Mendicino, Montalto Uffugo, Paola, Parenti, Paterno Calabro, Pedivigliano, Piane Crati, Pietrafitta, Rende, Rogliano, Rose, Rota Greca, Rovito, San Fili, San Giovanni in Fiore, San Lucido, San Martino di Finita, San Pietro in Amantea, San Pietro in Guarano, San Vincenzo La Costa, Santo Stefano di Rogliano, Scigliano, Serra d'Aiello, Spezzano della Sila, Torano Castello y Zumpano.[2]​ El primer obispo documentado es Anteramo (o Auderamo), que participó en el sínodo reunido por el papa Zacarías en Roma en 743; sin embargo, debido a las diferentes variantes presentes en los manuscritos, este obispo es atribuido por algunos autores a la sede de Bisenzio en el lago de Bolsena.[nota 2]​ La rica documentación relativa a Bisignano desde el siglo X no está igualmente respaldada por una cronología episcopal adecuada.En el siglo XIII la diócesis, bien definida en sus límites, contaba con una numerosa presencia de iglesias, conventos y propiedades.Entre los siglos XI y XII se fundaron los monasterios más importantes del territorio diocesano.Después del Concilio de Trento se creó el seminario diocesano, querido por Prospero Vitaliani (1569-1575), pero hecho posible por el obispo Gian Giacomo Amati (1607-1611), que le proporcionó los recursos necesarios para su mantenimiento.[9]​ Entre los obispos de las sedes unidas en el siglo XIX, se recuerda en particular a Felice Greco (1824-1840), que restauró las catedrales, episcopios y seminarios y construyó el santuario de Pettoruto a sus expensas; y Livio Parladore, obispo durante 39 años (1849-1888), que reconstruyó las estructuras diocesanas después de dos terremotos que sacudieron las dos sedes episcopales, y participó en el Concilio Vaticano I, donde pronunció un discurso a favor del dogma de la infalibilidad papal.Ambos obispos pueden considerarse figuras legendarias, aunque es posible que en aquella época ya estuviera presente en Cosenza una pequeña comunidad cristiana.Otros dos obispos, Severo y Sereno, documentados históricamente en el siglo V, son atribuidos por los historiadores locales a la diócesis de Cosenza.Sus nombres aparecen en dos decretales pontificias: la primera del papa Inocencio I de 416, donde se menciona a los obispos Máximo y Severo; el segundo por el papa Gelasio I en 496, dirigido al obispo Sereno.Para el siglo VI el historiador local Davide Andreotti informa los nombres de otros dos obispos, Teodoro Savelli y Vitaliano, pero no proporciona ninguna prueba documental de ellos y es probable que sean invenciones suyas.Después de Palumbo, sólo se conocen tres obispos históricamente ciertos: Juliano, que participó en el concilio romano convocado por el papa Agatón en 680; Pelagio, presente en el sínodo celebrado en Roma en 743 por el papa Zacarías; e Iselgrimo, que en un año no especificado entre 902 y 920 firmó un diploma con el que intercambió tierras con el abad benedictino de San Vincenzo al Volturno.Entre los arzobispos posteriores de Cosenza, se recuerda en particular al cisterciense Luca Campano (1203-1227), que hizo reconstruir la catedral, destruida por el terremoto de 1184, y que consagró, en presencia del emperador Federico II, en 1222.A finales del siglo XII Joaquín de Fiore había fundado una orden monástica en la diócesis aprobada por el papa Celestino III en 1196.Los prelados de Cosenza celebraron otros sínodos diocesanos hasta finales del siglo XVIII.
Concatedral de Santa María Asunta, en Bisignano
Santuario de San Francisco de Paula, en Paula
Basílica de San Ángelo, en Acri
Abadía de Santa María de la Sambucina
Abadía Florense, en San Giovanni in Fiore