Inicia bien pronto también la actividad periodística - prestando su servicio a los fundamentos de la fe católica - llegando a ser publicista y Consejero Nacional del FNSI durante doce años, vicedirector del orden de los periodistas de Calabria y ponente.
Apenas ordenado sacerdote es destinado como vicario cooperador en la parroquia de Santa Maria del Divin Soccorso, ejerciendo el cargo hasta 1975, a su vez enseñaba religión en los últimos años del EGB estatales.
Durante su mandata episcopal abre muchas casas de acogida para farmacodependientes y mujeres en dificultad.
Emprende una dura batalla moral contra las drogadicción, los asillamados "corredores de la muerte" y la usura.
Ha recibido numerosos Premios, "Sembrador de esperanza" se acuerda, por la actividad social y religiosa.