Los buques experimentaron problemas mecánicos y consumieron más carbón del esperado durante el trayecto.
La escuadra se vio reforzada con la llegada de dos cruceros protegidos, el Almirante Oquendo y el Vizcaya.
Poco antes, el crucero auxiliar norteamericano USS Harvard había abandonado el puerto, y las autoridades francesas les anunciaron oficialmente que, de acuerdo con las leyes internacionales, los destructores no podrían abandonar el puerto hasta 48 horas después que el Harvard, es decir, hasta el 13 de mayo.
El 22 de junio, el crucero Isabel II, el cañonero General Concha y el Terror salieron del puerto para probar el bloqueo.
Paul y USS Yosemite se movieron dando lugar a un corto duelo de artillería.
El Isabel II y el General Concha no podían alcanzar más de 10 nudos, suficientes para cubrir su retirada.
El 5 de septiembre, tuvo que ser remolcado desde Gijón hasta Ferrol por el crucero acorazado Princesa de Asturias, al tener inutilizadas todas sus calderas y estar incapacitado por ello para navegar por sus propios medios.